jueves, 26 de junio de 2014

El guerrero y el mago (parte 7)

 —Es un gusto verte—saluda Apu Cápac al recién llegado luciendo genuinamente aliviado—. ¿Cómo nos encontraste?
—Este domo no es precisamente difícil de ver en medio de la noche—responde El Coronel mientras a su alrededor junta algunos pedazos de metal en pequeñas esferas. Entonces nota al batracio humanoide—. Wow, gente sapo, nunca lo habría pensado

La súbita aparición de aquel militar no ha tenido otro efecto en Manutak que hacerlo observar por un momento la escena, como evaluando al recién llegado. Tras un momento apunta violentamente con su báculo al militar con lo que varios de los soldados dan un salto poderoso para llegar a él. Por toda respuesta éste sólo hace un ademán que los para en pleno aire, inmóviles y debatiéndose colgando de sus cascos metálicos.

—Se ve que no sabes con quien lidias, amigo—comenta el militar con cierta indiferencia mientras lanza a los soldados de Manutak al centro del lago con un simple gesto—. Ahora, tú. —Señala a Manutak—. Tú no tienes metal. Bueno, supongo que tendré que encargarme de ti a la vieja escuela.

Manutak le lanza un rayo oscuro, pero Apu Cápac defiende a compañero, si bien este ya se había movido para esquivarlo al tiempo que lanza varios de los fragmentos de metal que tiene flotando cerca de sí a modo de grilletes. Logra sujeta al batracio hechicero por las muñecas y tobillos con lo que empieza tirar de él. Éste entonces se escuda de nuevo en su esfera oscura con lo que el metal se corroe casi inmediatamente.

—Tú tampoco sabes con quien te enfrentas humano—indica Manutak mientras con otro gesto hace avanzar al grupo de soldados más corpulentos del grupo—. Y verás por qué es mala idea luchar aquí.

Entonces el agua, donde todos han estado parados (o flotando en el caso del recién llegado) hasta ese momento, se eleva violentamente en varios torrentes de líquido oscuro que rodean a todos. El Coronel sólo atina a volar más alto, pero uno de los torrentes lo impacta y rodea. Por más que intenta romper el agua con violentos movimiento del metal que tiene a su alrededor esta se vuelve a cerrar sin darle la oportunidad de respirar, por lo que recurre a hacer una esfera hueca fuera del agua y luego meterla a toda prisa dentro donde la pone rápidamente alrededor de su cabeza a modo de rara burbuja de aire.

Apu Cápac por su lado se vuelve a rodear con energía dorada como la de su domo antes de sumirse en lo que parece una profunda meditación. El agua no parece poder tocarlo o hacerle real daño, pero se mueve con ella.

Aún en el sello Uros puede ver como el agua del lago sigue elevándose por sobre la superficie sin desbordarse. Parece una inmensa esfera de vidrio con varias figuras dentro que no se puede ver por lo turbia que es el agua.

—Tengo que ir… aunque pueda morir si dejo este sello—se dice a sí mismo—. Si no lo hago ahora, quizás ellos no sobrevivan.

Es en ese momento que el agua adquiere un brillo dorado y revienta como una burbuja, un verdadero torrente se precipita sobre el lago, desbordándose un poco por la orilla en la cual está Uros, pero sin llegar a él. De entre el agua salen en dos esferas Apu Cápac y el Coronel, quien ya se removió el improvisado casco de metal, ambos lucen ilesos si bien húmedos.

— ¿Qué pasó? —pregunta Uros al verlo—. ¿Dónde están los soldados y ese mago sapo?
—Se devolvió a su mundo—explica Apu Cápac—. Ordenó a los grandes a recoger a los otros y luego cruzaron al otro lado. Pero dudo que sea lo último de ellos, de seguro están por traer todo un ejército.
—Lo harán—dice El Coronel  mirando la superficie del agua—. Era un grupo de exploración. Querían evaluar las defensas que teníamos. Obviamente contra ustedes dos no iban a arriesgar a los mejores que tenían. Ahora que conoce de mi poder se seguro intentará algo diferente. Quizás debí matarlo.
—No es algo prudente, esto no debe expandirse más de lo que ya está—interviene Apu Cápac.
—Acéptalo, Perú—lo corta el militar—. No todo se puede resolver con diplomacia.
—Y no todo se debe resolver con violencia o asesinato—replica el aludido, por primera vez mostrando cierto enfado mezclado con preocupación.
—Claro que no, pero es necesario—termina de decir El Coronel—. A veces, debes de recurrir a la violencia.
—No es mi estilo—admite Apu Cápac.
—Entonces perderás.
—Muy bien, amigos, calmémonos un poco—interviene Uros—. ¿Cuál es el plan? ¿Qué hacemos cuando vengan?

Los otros dos se quedan en silencio un momento. Ambos mirando a la superficie del lago.

—Debo reponer algo de energía—dice Apu Cápac mientras se sienta en el piso como en postura de meditación—. Y luego aumentar las defensas, quizás pueda bloquear su entrada por unos momentos.
—Y establecer posiciones estratégicas y capturar recursos—responde a su vez El Coronel mientras se eleva un momento en el aire y atrae hacia sí todo el metal que este cerca. Algunos salen del agua como flechas y se unen en esferas grandes, algunas del tamaño de balones de futbol.
—Bien—dice Uros—Ehhh… ¿cuándo podré salir de este círculo?
—Apenas se haya borrado—le responde Apu Cápac aún meditando.

Uros le da un vistazo y nota que el círculo dorado está lentamente volviéndose menos brillante. No es capaz de determinar cuándo se apagará del todo, pero al alzar la mirada y ver a sus compañeros solo puede desear que sea pronto.
=====================================================
Y con eso tenemos al Coronel finalmente en acción y vemos como su ideología es diferente a la de Apu Cápac. Quizás el hecho de que uno es un místico muy espiritual y el otro un militar que vivió épocas dificiles tiene algo que ver. Y con esto vemos que la primera ola de invasión ha fracasado. ¿Qué vendrá en la segunda ola? ¿Cuántas habrán?

Nos leemos...

viernes, 20 de junio de 2014

El guerrero y el mago (parte 6)

El batallón que ha emergido del lago está conformado por al menos 50 soldados, varios, al menos más de la mitad, van armados con los mismos rifles que los guardias de Manutak, pero otro grupo, de al menos una docena, está desarmado además de poseer una talla mayor al resto. Todos observan los alrededores con curiosidad por un momento, posiblemente asombrados que el domo dorado ilumine como si fuera día en medio de esa noche, no muchos le prestan atención al hecho de que están parados sobre el agua. Un momento después todos abren paso a Manutak quien camina hacia el debilitado Apu Cápac antes de apuntarle con su báculo, pero no lanza ningún hechizo.

—Mátenlos, yo destruiré este domo—ordena el batracio humanoide mientras levanta el báculo al domo y dispara un rayo negro.

El impacto al domo coincide con los primeros disparos.

— ¡Cápac! —grita Uros.

Nada puede hacer el manipulador de tierra, los disparos de plasma impactan contra el mago, pero, para su sorpresa, no le hacen daño alguno. De hecho, éste se pone de pie, con los disparos todavía impactando contra él para confusión de sus atacantes, algunos de los cuales dejan de disparar. Quienes siguen disparando empiezan a acercársele.

—Esto aún no ha terminado. —Sonríe Apu Cápac mientras los mira con calma—. De hecho, no creo que siquiera haya empezado.

Y tras decir esto sopla neblina, blanca, densa y nebulosa, que se expande rápidamente por el lugar al mismo tiempo que su cuerpo se disuelve en ella. Los soldados se miran entre ellos antes de empezar a disparar en todas direcciones. Detrás de ellos Manutak observa como la niebla se expande, cesa su rayo por un momento e intenta disiparla con un hechizo de su báculo pero, al ver que se expande más rápido de lo que esperaba, se limita a aislarse en una burbuja oscura para no ser cubierto por ésta.

—Cesen el fuego—ordena finalmente sonando muy fastidiado. —Despejaré esto.

Los ojos de Manutak se vuelven negros y la esfera oscura que lo rodea empieza a expandirse como si fuera un extraño globo, rápidamente encapsulando a sus tropas y dejando la niebla blanca afuera.

—Para ser un místico, te has limitado a trucos de aprendiz—comenta Manutak mientras avanza entre sus tropas hasta el punto donde el cuerpo de Apu Cápac se disolvió—. Mis fuerzas acabarán con todos aquí. ¿Crees que esto no empezará? Lo hará y toda tu especie caerá.

La esfera oscura llega hasta donde está Uros, pero falla en penetrar el sello, dejando otro pequeño domo dorado dentro del otro. Para cuando termina de expandirla, el brillo intenso del domo ha quedado medianamente opacado, como un lugar con muy poca iluminación.

Manutak parece enfocar más energía oscura pues de sus ojos empieza a brotar algo similar a brea como si fueran lágrimas. Parece intentar expandir el ambiente oscuro fuera del domo pero, eventualmente, falla y cae de rodillas. El ambiente vuelve a verse brillante, como un día soleado.

—Disparen—ordena Manutak hincado en el suelo.

Pero los soldados no parecen escucharlo. Todos están parados donde estaban hacia un momento. Aunque aún sostienen sus armas, ninguno está apuntando a nadie. Parecen estar dormidos de pie, algunos se balancean ligeramente.

— ¿Qué es lo que realmente quieres Manutak?—pregunta la voz incorpórea de Apu Cápac—. Tu gente morirá si intenta un conflicto con nosotros. Yo sólo quiero algo de paz.
—Si es la única manera, lo haré—dice el batracio humanoide y tras un rápido movimiento, lanza un rayo negro de su báculo a un punto por sobre su hombro.

El rayo impacta con una figura invisible, volviéndola de nuevo corpórea. Apu Cápac luce medianamente afectado, pero no cae.

—No quiero matarte—comenta Manutak—. Quita este domo y hablaremos.
—No lo haré—comenta Apu Cápac con seriedad—. Apenas lo haga, me matarás.
—Quizás si te mato, el domo ya no tenga como sustentarse. —El batracio le apunta con su cayado.

Apu Cápac entonces se protege con un escudo de energía cuando el rayo es disparado. El impacto lo hace retroceder ligeramente, pero no por mucho.

— ¡Ayúdenme idiotas! —grita Manutak. Pero sus soldados no reaccionan. El batracio mira a Apu Cápac—. ¿Qué les has hecho?
—Mientras estén en esta área, están libres de toda idea de conflicto, de todo dolor y sólo sienten paz—responde Apu Cápac manteniendo su escudo con calma—. Tus órdenes no pueden afectarles más que eso.
—Lo harán—croa Manutak con rabia cesando su ataque y levantando su báculo contra sus tropas. —No llegué aquí para nada.

Los ojos de Manutak ahora parecen arrojar pequeñas cascadas de materia oscura. De su báculo brotan diferentes líneas de energía que se expanden por el aire como raíces y se adhieren a las cabezas de los soldados.

— ¡Ataquen! —grita Manutak fuera de sí.

Los soldados levantan sus armas y se preparan a abrir fuego.


A algunos metros de allí, Uros se siente impotente al no poder salir de su sello sin arriesgar su vida. Ver a los soldados apuntar a su amigo parece animarlo a salir.

—No te dejaré morir, amigo—dice mientras intenta poner un pie fuera.


Las armas de los soldados salen volando de sus manos y se comprimen en el aire mientras giran, se separan en pequeños pedazos y todos se elevan hasta un punto en el aire. Manutak y Apu Cápac elevan la mirada. El primero con rabia, el segundo con alegría.

—Vaya, vaya, Perú—comenta el Coronel Chile mientras hace que los pedazos de metal orbiten a su alrededor—, ¿es esto demasiado para ti?

==================================================

Y esta parte fue algo complicada de seguir pues estaba algo corto de inspiración. Pero al final lo he conseguido. Aquí pueden ver lo diferentes que son Apu Cápac y Manutak. El primero no es del tipo agresivo, sus hechizos son para desarmar, proteger, curar o escudar. No es un atacante. Manutak por otro lado es totalmente violento al punto que no le importa usar a sus tropas como títeres. Y ahora El Coronel ha llegado y es el momento del combate.

Nos leemos...

jueves, 12 de junio de 2014

El guerrero y el mago (parte 5)

A orillas del lago Titicaca, con el sol empezando a caer sobre las montañas y poniendo ligeramente naranja el cielo, Apu Cápac sigue curando a su compañero mientras este cuelga su celular.

—Chile viene en camino—dice mientras mira la pantalla de su dispositivo—. Quizás debería llamar a alguien más antes de que se agote la batería.
— ¿No la cargaste? —pregunta Apu Cápac algo sorprendido.
—Tú más que nadie debe saber que estas cosas gastan su batería muy rápido—responde Uros ondeando el aparato, luego lo mira—. Y sí, se acabó la batería.

Por toda respuesta el hechicero se pone en pie.

—Ya he curado lo peor—comenta mientras traza con su cayado un círculo en la tierra alrededor de su compañero.
—Entonces, ¿qué sigue?

Murmurando unas palabras y ondeando su cayado una vez ha terminado de trazar el círculo, Apu Cápac hace aparecer un sello de un brillante color dorado con la forma de un disco solar. Su luz intensa finalmente se vuelve ligera y estable. Uros luce impresionado por esto y a la vez más relajado.

—Procura no salir de allí hasta que termine la curación—aconseja Apu Cápac mientras camina a la orilla con su cayado levantado.
—No veo por qué lo haría—responde Uros desperezándose.
—Ponte cómodo. —Apu Cápac levanta un poco más su cayado, como quien busca sintonía en una radio—. Voy a contactar al resto.
—Antes de que lo hagas, ¿puedo preguntarte algo?
—Dime.
—Tú ves el futuro, ¿no? Entonces, seguro sabes si esto saldrá bien.

Apu Cápac se queda un momento en silencio antes de dar media vuelta y descender su cayado al piso.

—Yo no veo el futuro—admite con una sonrisa algo débil—. Yo adivino el futuro. Puedo ver las acciones, la secuencia de eventos, pero no el resultado final. Yo sólo puedo suponer que pasará lo mejor.
—Eso quiere decir que todo se resume a que logremos  retener toda una invasión de otro mundo por nuestra cuenta.
—Descuida, no estaremos solos en esto. —Sonríe Apu Cápac.

Dicho esto, vuelve a levantar su cayado elevando la mirada hacia el sol. Uros puede ver como un haz de luz parece descender justo en donde su compañero está parado; el evento dura unos momentos, en los que parece estar completamente concentrado. Luego, tras un destello, éste vuelve a descender su cayado, se quita el sombrero con su otra mano y lo pone dentro de su poncho, aún cuando no pareciera posible hacerlo sin que sobresalga.

—Sólo pude contactar con algunos, pero vendrán—explica mientras llega a la orilla, en el inicio del camino de tierra que Uros hizo, en su poncho no se nota ningún bulto que indique que el sombrero esté ahí.
— ¿No podías traerlos directamente con un hechizo?
—Eso me dejaría poca magia para mantener el sello.
— ¿Mantenerlo? —pregunta Uros intrigado.
—Mira, está intentando entrar—le señala Apu Cápac mientras empieza a recorrer el camino.

Cuando llega al lugar donde conjuró el sello lunar, es evidente de que algo intenta pasar. En ese círculo en el agua el líquido está ligeramente elevado como si algo quisiera salir, pero no pudiera. El sello con el cuarto menguante de luna lentamente vuelve a aparecer, brillando cada vez más intenso.

—Están intentando cruzar. Si Manutak se percata de lo que he hecho, y sé que lo hará, entonces intentará romperlo. Trataré de ganar tiempo.

Apu Cápac levanta su cayado una vez más, sosteniéndolo con ambas manos. La madera toma un brillo dorado y, al mismo tiempo, sus ojos también. Y entonces, por sobre el sello de luna, manifiesta uno con forma de sol similar al que puso con Uros, sólo que más grande.

—Espero realmente que esto vaya a terminar bien—comenta Uros mientras con sus poderes forma un asiente de tierra dentro del sello de sol.



A varios kilómetros de allí, aún sobre territorio chileno, la gente se sorprende al ver como el cielo es aparentemente rasgado por un pequeño punto en el cielo. No faltan quienes toman fotos con sus cámaras al fenómeno ni quienes incluso intentan grabarlo.


Por sobre todos ellos, a El Coronel no le podría importar menos si la gente se ha percatado de quien es. Sigue en ruta hacia el conflicto que está por surgir.

Durante esos años en el servicio, tener la ovación de la gente fue impresionante, pero tras la caída de todo el militarismo, esas ovaciones se volvieron gritos y protestas.

Al menos esta vez hay algo por lo que vale la pena luchar.




De vuelta en el Titicaca, Apu Cápac sigue proyectando su sello solar sobre lo que ahora es una burbuja a medio formar en la superficie del agua. En el cielo el sol está ya empezando a meterse entre las montañas. El mago entonces empieza a retroceder por el camino de tierra.

Cuando el mago llega de nuevo a la orilla hace un ademán con su cayado y lanza el sello hacia el aire. La figura del sol choca con el hasta ese momento invisible domo de protección haciendo que brille y se revele con un tono dorado. Apu Cápac entonces lanza un rayo de lo que parece luz solar de su cayado y el domo se expande bastantes metros más.

—Está hecho—dice mientras cae de rodillas recuperando el aliento.

En ese momento, la superficie del agua revienta y varias figuras humanoides salen del agua.

=======================================================

Y estamos a punto de iniciar con el combate. ¿Estarán todos listos?

Debo admitir que esta historia no fue pensada como una historia larga. Y no creo que lo sea, pero por momentos quisiera hacerla un poco más extensa. Aunque ya llegará su momento.

¿Quién ganará esta batalla?

Nos leemos...

viernes, 6 de junio de 2014

El guerrero y el mago (parte 4)

En épocas de paz se necesita a hombres de paz, a aquellos idealistas que harán que se mantenga. No es época para los hombres que lucharon la guerra.

En un apartamento, ubicado dentro del barrio de una zona suburbana lejana del centro de la ciudad, la música de un grupo musical resuena en una radio con reproductor de CDs. El vocalista canta con bastante entusiasmo letras sobre la vida en tiempos de crisis. En aquella sala decorada con varios cuadros de paisajes y con diversos adornos esa música parece desentonar un poco.

En una de las paredes de color melón se puede observar que han colgado lo que parece un mural cubierto compuesto de varios recortes de periódicos. De izquierda a derecha es posible ver diversos titulares en lo que parece el orden cronológico de la historia de alguien importante, una línea de tiempo de la vida de alguien.

El primero tiene en grandes letras negras: “Polémica sobre PROYECTO SÚPER SOLDADO”. Debajo se observa un encabezado: “Se cree que el procedimiento es peligroso para los candidatos que se están exigiendo”. Debajo de esté hay fotos de lo que parece ser un edificio militar siendo resguardado por varios oficiales uniformados de grupos protestando.

Es una historia sencilla: Era una época de crisis. Crimen organizado, revueltas, conflictos con los países cercanos, especialmente eso último. El alza de los súper humanos en los países desarrollados trajo como resultado que se intentara replicar los procedimientos para crear a uno de los primeros súper humanos con aplicación militar.

El segundo recorte muestra un titular menos alentador: “Índice de fallos del proyecto SÚPER SOLDADO llega a niveles preocupantes”. Debajo una leyenda indica: “Se acuerda que en adelante los candidatos sean voluntarios”. Las fotos muestran a un joven que parece haber desarrollado escamas, sus ojos parecen estar inyectados de sangre mientras que sus manos tienen algo similar a garras afiladas, no obstante, no tiene ropa y está en la esquina de lo que parece una celda. Otra de las fotos muestra una morgue con varias bolsas para cadáveres.

Pero claro, como todo procedimiento tomado sin reflexionar, hubo un alto índice de víctima letales y otras en las que hubiera sido mejor fuera letal. El joven que se volvió lagarto terminó siendo muerto a tiros cuando escapó de su celda de contención y atacó a los militares.

El tercer recorte es algo más grande, de hecho, prácticamente las letras abarcan un tercio de la hoja mientras que el resto es una fotografía de un joven de al menos unos 17 años flotando por encima de un grupo de asombrados espectadores. El titular dice: EL PRIMER SÚPER SOLDADO CHILENO.

Hasta que, finalmente, el éxito. Un joven de 17 años no sólo sobrevivió el procedimiento sino que desarrolló súper poderes. Fue el soldado que el país necesitaba.

Lo que sigue es un collage de fotos del mismo joven, ahora con un uniforme de cabo levitando en diferentes escenarios con autos y armas orbitando a su alrededor. Siguiendo la izquierda a la derecha se puede apreciar cómo crece, se hace más un adulto, robusto y de mirada seria.

Y en los siguientes 15 años se encargó de que todo quedara en orden. Aplacó conflictos, luchó en guerras, mantuvo el orden dentro del país cuando era necesario. Y, más importante, protegía al presidente cuando este tenía que salir. Quizás fue un militarismo extremo, pero sirvió para dejar las cosas en orden.

El siguiente bloque tiene diversas fotos donde se ven muchos conflictos en los que interviene el mismo soldado lanzando piezas de metal contra diversos grupos en revueltas o enfrentamientos armados. Entre ellas destacan tres en ellas se ve a la misma persona en ceremonias recibiendo un galardón. La primera dice: “Teniente Chile”. La segunda: “Capitán Chile”. La última dice finalmente: “Coronel Chile”.

Nombre Clave: El Coronel Chile
Poderes: Capacidad de vuelo Mach 5. Se piensa que podría llegar a Mach 10 de ser necesario. Habilidad de manipular todo tipo de metal. Se ha concluido que no tiene relación con magnetismo. Así que, en teoría, metales no magnéticos son igual de letales en su presencia.
Nacionalidad: (¿En serio es necesario ponerla?) Chile.


Esa es su ficha. Como todos los demás está registrado. Pero ahora su rango no es más que decorativo.

El último bloque sin embargo no luce alentador. El primer titular sólo lee: “Coronel es derrotado”. Los siguientes siguen su recuperación para luego ser interrumpido por un titular: “Presidente es asesinado”. Y finalmente “Nuevas Elecciones”.

Tras la muerte del presidente y la caída del militarismo, todas aquellas acciones que El Coronel hizo a favor de su país fueron cuestionadas. Pronto surgieron denuncias y juicios, pero también estaban quienes lo consideraban un héroe. Por ello se aceptó perdonar sus acciones pasadas a cambio de que se retirara del servicio militar.

Frente al mural un hombre de unos 37 años pelo negro aunque con canas ya resaltantes en las patillas y nuca fija sus ojos castaños en las viejas fotos de su carrera. Ahora viste una simple camisa blanca y un pantalón color beige que tiene un cinturón negro. Sus zapatos negros lucen brillantes como si estuvieran recién pulidos con betún. Tras terminar de ver todo el mural se da media vuelta. Es en ese momento que suena su celular. Esto parece extrañarle, primero porque el tono es uno bastante ruidoso.

—Samuel. ¿Has estado cambiando mis tonos de nuevo?
—Sí tío—resuena una voz desde el cuarto de al lado—. Ese sonaba mejor que la anterior.

El Coronel solo suspira mientras mira quien le llama con cierta sorpresa antes de abrir su celular y responder.

—No creí que me llamarías, Bolivia…—comenta con calma.
Soy Uros. Y… oh, diablos, esto realmente duele… Necesitamos tu ayuda.
— ¿Quién más está contigo?
De momento Apu Cápac…
—Él debería ser capaz de ayudarte—comenta El Coronel mirando por su ventana—. A fin de cuentas es, según dicen, el místico más poderoso de Latinoamérica.
Esto es más grave de lo que puede manejar. Necesitamos tu ayuda. Ahhh…
— ¿Qué rayos está pasando?
Larga historia, debes venir.
— ¿Qué tan grave es?
No te llamaría si no involucrara a tu país tampoco.
— ¿Dónde exactamente?
Lago Titicaca, cerca de las islas Uros, 6 km de Puno, Perú. Debes darte prisa.
—Estaré allí pronto.

Y tras decir esto cierra el teléfono y camina hacia su habitación. No hay mayor decoración, salvo un piso alfombrado. A su izquierda un armario cerrado se abre solo cuando él extiende su mano. Dentro hay poca ropa doblada y varias cajas, pero del fondo una de metal avanza hacia él. La tapa se levanta con otro gesto suyo y de adentro sale un uniforme de coronel de fuerza aérea que, además de lucir reforzado en algunas partes incluye unos guantes negros con partes metálicas. El Coronel sonríe.


Poco después el Coronel sale de su habitación con su uniforme ya puesto. Del lado opuesto están dos niños, uno de 10 y otro de 12 años.

— ¿Tío?
—Tengo que salir muchachos, díganle a su papá que regresaré para la cena.

Dicho esto empieza a levitar y con otro gesto abre la puerta corrediza del balcón. Sus sobrinos no parecen salir de su sorpresa.

—Nos vemos chicos.

Dicho esto se eleva en el aire hasta volverse un punto en el cielo. Entonces se produce una explosión sónica y algunas nubes se parten ante el avance de El Coronel Chile.

Y una vez más, el soldado estaba listo para la guerra. Una guerra diferente a las que había peleado hasta entonces…

==========================================================

Wow, ¿soy yo o estas parte se están volviendo progresivamente más largas?

En fin, El Coronel Chile. Debo admitir que la idea era atractiva y no pude evitar ponerla en práctica. El que sea de ese país es mera casualidad, necesitaba a alguien cerca y la idea de un militar súper héroe en latinoamerica me pareció atractiva. Quizás no sea el único.

Y, con la aparición de El Coronel, por fin ha aparecido el Guerrero de la historia. Esperen la siguiente parte el jueves de la próxima semana.

Nos leemos...