Algunos minutos después, Uros sigue sentado en su precario asiento levitando piedras entre sus dedos para distraerse. De pronto, Apu Cápac se pone de pie, si bien lo hace lentamente y con calma.
—Ya era hora. Siento que llevo días esperando—comenta Uros poniéndose de pie él también y volviendo a hundir en la tierra su creación—. ¿Qué hacemos ahora?
—Esperar—se limita a decir su compañero.
—Muy bien, explícame de qué va todo esto una vez más—pide Uros mientras se quita el sombrero una vez más para rascarse la cabeza—. Si es sólo diplomacia, ¿por qué la barrera?
—Precaución—se limita a decir Apu Cápac.
—Eso quiere decir que sabes que saldrá algo peligroso—comenta Uros suspicazmente.
—Todos podemos ser peligrosos—se limita a decir el mago—. Incluso yo lo soy.
—Sí y no hay muchos de los nuestros que tengan magia—admite su compañero—. Y la mayoría son villanos. ¿A qué se debe eso?
—Todos podemos usar magia—explica Apu Cápac mientras observa a su interlocutor con tranquilidad—. Es sólo que no todos podemos acceder a ella de la misma forma.
— ¿Por qué? —pregunta Uros, intrigado.
—Porque la gente ha perdido su capacidad de creer—explica el místico mientras ondea su cayado el cual empieza a resplandecer con luz blanca—. La magia no se ha vuelto más que fantasías que cuentas a los niños. —El brillo entonces empieza a apagarse—. Hoy la mayor parte piensa que el mundo no puede cambiar. Que es cruel y frío. —El brillo termina de extinguirse—. Y con esa clase de emociones, no quieres saber qué clase de magia empiezas a evocar.
Tras decir esto Apu Cápac clava su cayado en el suelo. Sus ojos se ponen negros, de la base del cayado brotan raíces oscuras que extienden al menos un metros a su alrededor, el suelo se pone gris y árido y salen espinas negras que crecen al menos treinta centímetros del suelo formando una tétrica imagen. Su compañero se limita a retroceder, algo súbitamente, moviendo incluso un poco de tierra para acelerar su movimiento. Sin embargo al segundo siguiente en un rápido destello blanco todo regresa a la normalidad mientras el hechicero reasume su postura calmada.
—No vuelvas a hacerlo—dice Uros evidentemente incómodo—. Eso fue aterrador.
—Descuida, amigo mío, sólo era un ejemplo—le dice el mago sonriendo—. No suelo evocarla si puedo evitarlo. Y, respecto a esto, se acabará pronto. —Mira a la superficie del lago—. Sí, ya empieza.
El viento parece haber dejado de soplar sobre la superficie del agua. Los mismos animales que normalmente la habitarían brillan por su ausencia. Quizás debido al hechizo de Apu Cápac, quizás por otra razón. Lo único cierto es que el lago es un espejo perfecto del cielo con su calmada superficie.
Entonces, el agua empieza a ondular.
—Allí vienen—comenta el hechicero mientras le señala a su compañero la ondulación a unos 15 metros de donde están ambos parados.
— ¿Seguro que no quieres que saque las piedras? —pregunta Uros mientras hace el ademán de intentar sacar algunas.
—No creo sea necesario—lo calma su amigo—. Mi protección debería bastar para disuadir cualquier ataque no provocado. Ahora, procura no hacer algo que pueda interpretarse como agresión.
Las pequeñas ondas llegan hasta la orilla formando pequeñas olas, luego regresan a su punto de origen donde algo de tamaño mediano empieza a emerger del círculo ondulante en el agua. Lo primero que emerge es una cabeza algo abultada que extrañamente no parece estar húmeda. Luego emerge el resto del cuerpo más delgado cubierto de un atuendo similar al de un traje de buzo con símbolos similares a pictogramas. Finalmente las piernas emergen del agua hasta que las puntas de los pies quedan sobre la superficie del agua. Entonces el ser despliega de lo que parece una mochila en su espalda una capa de color azul oscuro que cubre su cuerpo dejando, no obstante, su cara aún visible antes de fijar su mirada en los dos humanos cerca de la orilla del lago.
Uros estuvo por soltar un par de interjecciones que posiblemente hubieran arruinado todo el encuentro desde ese momento, pero, por suerte, su compañero anticipaba su reacción y con un gesto sutil le pide guarde silencio mientras él camina hacia el recién llegado lanzando un hechizo al agua para poder andar sobre ella.
El ser que en ese momento está parado y observándolos desde la superficie del agua tiene la cabeza de un sapo, su piel es arrugada y de tono grisáceo, con varios pliegues bajo los ojos y cuello. Sus manos son palmeadas y terminan en dedos con protuberancias redondeadas en las puntas. El mismo caso con sus pies que parecen tener pliegues mucho más anchos entre sus dedos al ver acercarse a Apu Cápac lo observa con cierto interés, quizás con cierto asombro por lo raro que se ve.
—Mi nombre Manutak—dice el batracio humanoide con un tono algo indiferente, pero calmado—. Asumo usted es el representante.
—Lo saludo, Representante. Soy Apu Cápac—se presenta el mago con una leve inclinación—. Y sí, represento a este mundo.
—Muy bien—comenta Manutak aún sonando calmado.
De pronto, cerca del punto de donde brotó Manutak, brotan dos figuras más. Ambas son más corpulentas, si bien siguen teniendo apariencia de batracios. Visten una especie de armadura hecha de un material similar al plástico y además portan lo que parecen ser armas automáticas aunque con cañones algo más anchos. No es posible ver sus caras pues tienen cascos con filtros de aire que cubren por completo sus facciones si bien aún parecen dar visibilidad por lo que parece un amplio vidrio polarizado en el frente. Ambos soldados se posicionan a ambos lados de Manutak. Apu Cápac no parece incómodo ante esto y de nuevo le hace un gesto a su compañero para que se mantenga quieto.
—Sé que no habría venido si no fuera una emergencia—dice Apu Cápac con serenidad—. Hasta donde sé su predecesor vino hace 20 años pidiéndonos ciertas especies de plantas y animales para estudiar la posibilidad de nuevas fuentes de alimento en su mundo. ¿Qué fue de ese proyecto?
—Mi predecesor, lamentablemente, falleció en una revuelta—comenta Manutak, aún sonando algo indiferente a este detalle—. Su proyecto fue saboteado, interrumpido y finalmente descontinuado permanentemente. Hubo quienes creían que era una pérdida de tiempo desde el inicio.
—Lamento oír eso. Entonces, ¿qué es lo que requiere?
—La situación en mi mundo se ha vuelto insostenible. Cada vez más renacuajos y no podemos darles de comer a todos. El espacio se ha agotado en mi mundo y todo escasea. No hay más que caos y violencia por todos lados. Los niveles de contaminación han vuelto ciertas áreas ya prácticamente inhabitables. Y nuestros líderes no harán acción alguna al respecto. ¿Lo entiende? Ya no tenemos espacio en nuestro mundo.
— ¿Quieren asilo? No puedo garantizar que nuestros líderes permitan un éxodo masivo.
—Anticipé eso. Y por lo visto usted también lo que podría suceder. Ha sellado esta área con magia.
—Es una precaución.
—Sí, precaución—dice Manutak con tono áspero—. Por eso, le daré una única oportunidad de remover la protección.
Uros de inmediato nota que algo va mal. Aún antes que los soldados de Manutak apunten con sus armas a su compañero.
—Y hasta allí llegó la diplomacia—comenta el controlador de tierra.
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Y aquí llegamos a un punto interesante en la historia. Los que habitan en el otro lado están desesperados. Sólo imaginen lo que sería de la Tierra si la sobrepoblación alcanzara un límite que vuelve insostenible la vida. Eso ya se puede ver algunas ciudades y países en nuestro mundo. Ahora solo imaginen eso a escala global.
Siempre he creído que los personajes desesperados son los más peligrosos porque son los que tienen nada y todo que perder a la vez.
Así que, esperemos a ver cómo esto se resuelve.
Nos leemos...
"si bien"
ResponderEliminarHay algo que me molesta en esa expresión. En toda la narración usas el si bien, cuando mi instinto me dice que deberías usar otra expresión.
"De pronto, Apu Cápac se pone de pie, si bien lo hace lentamente y con calma." Podrias poner "
"De pronto y de forma calmada, Apu Cápac se pone de pie lentamente"
" Repentinamente, cerca del punto de donde brotó Manutak, brotan dos figuras más. Ambas son igual que él en su apariencia de batracios, pero más corpulentas"
" No es posible ver sus caras pues tienen cascos con filtros de aire que cubren por completo sus facciones, aunque aún parecen dar visibilidad por lo que parece un amplio vidrio polarizado en el frente".
Suenas algo repetitivo con algunos términos, necesitamos trabajar en eso. Me gusta, seguiré leyendo...